#JuegosParalimpicos / Contra todo, la mejor actuación del siglo XXI

#JuegosParalimpicos / Contra todo, la mejor actuación del siglo XXI

Con pandemia. Sin sponsors. Con menos recursos. Con becas en crisis. Contra todo, Argentina acaba de firmar la mejor actuación en tiempos recientes en Juegos Paralímpicos: 9 medallas (5 platas y 4 bronces), pero además 32 diplomas paralímpicos. En cantidad de medallas, ha sido la mejor participación de una delegación argentina en el siglo XXI, una actuación que iguala las cosechas de Atlanta 1996, Seúl 1988 y Munich 1972, las mejores actuaciones luego de las históricas de Tokio 1964, Tel Aviv 1968 y Arnhem 1980. 

Sin oros en Tokio 2020, la foto del medallero mostrará que Argentina terminó 9 puestos detrás (63°) de lo realizado en Río (54°): pero a Brasil viajaron 82 atletas, frente a solo 57 que llegaron, contra viento y marea, a Japón. Argentina obtuvo una medalla cada 6,33 atletas. Y tiene sabor a epopeya: sin ingresar en las ya clásicas internas y descalabros dirigenciales los atletas argentinos cosecharon 9 preseas y 32 diplomas tras una pandemia en la que tuvieron que entrenar en casa y se quedaron sin competencia prácticamente por dos años. El deporte paralímpico, más en esta región, habita el margen del sistema deportivo, sin circuitos internos de competencia, y la pandemia acrecentó esa falta de eventos, espacios para entrenar y recursos.

Todo profundizó una crisis que venía de arrastre para el deporte argentino en general. Desde 2017 el cambio en la forma de financiamiento del Ente Nacional de Alto Rendimiento ató al deporte de elite al presupuesto nacional, es decir, a la inflación: las becas se depreciaron notablemente durante todo el ciclo olímpico Río-Tokio y, además, las becas del estrato inferior del sistema se recortaron. Sufrieron los atletas de nivel sudamericano; las promesas que nacían competían en los Juegos Evita sabiendo que una buena participación implicaría una beca y una convocatoria a entrenar en el Cenard, con los mejores implementos: esa promesa también se cercenó.

El Enard, sin embargo, resiste, y explica en buena medida cómo Argentina consiguió en Tokio su mejor actuación del siglo: toda política deportiva lleva tiempo para asentarse y florecer en resultados; entonces, más allá de las crisis, la existencia de apoyo sistemático al deporte ha provocado que tras dos actuaciones con 5 preseas (Londres, sin oros, y Río, con un oro) Argentina haya cosechado 9 preseas. Y 32 diplomas, marcando una creciente diversidad deportiva en el alto rendimiento para el país.

El apoyo estatal al deporte adaptado es inédito, y casi desde el inicio del Ente (desde 2011, su segundo año de funcionamiento) equiparó el presupuesto para becas del deporte olímpico y paralímpico, lo que permitió un desarrollo a la par de ambos sistemas (un hecho no tan común en el mundo, que suele operar bajo sistemas diferenciados). Queda, sin embargo, camino por recorrer: Nadia Báez contó en la previa que “aún contamos con menos viáticos, inclusive siendo menos. Tampoco nos dan la obra social a la que acceden nuestros colegas y entrenadores sin discapacidad. Eso nos juega en contra porque si nos lesionamos tenemos que ir al hospital público y a veces tarda más”.

Y, además, el Enard es apenas una parte de una política deportiva exitosa, que atiende al alto rendimiento: aunque, como siempre, faltan cifras (algo que intentan comenzar a subsanar desde la UADE) a simple vista es fácil reconocer la abrumadora falta de oferta deportiva para personas con discapacidad y, en consecuencia, la falta de acceso de personas con discapacidad al deporte y la falta de visibilidad del deporte adaptado (y sin visibilidad no hay sponsors). Varios deportes adaptados son parte hoy de la currícula de algunas escuelas y de las competencias de los Juegos Evita, aunque, como revelaba Báez, hasta hace no tanto tiempo no había competencias divididas por categorías, y atletas con distinta discapacidad participaban de las mismas pruebas: “En 2005 se les decía deportes especiales y no había competencias propias. Yo participaba junto con chicos y chicas que tenían síndrome de down porque no había torneos para ciegos y los profesores nos entrenaban recreativamente”.

La evolución de todos estos factores es lenta, favorecida esa lentitud por el hecho de que solo se habla de estos temas cada cuatro años. El semillero es así pequeño, y la cúspide de la pirámide más pequeña aún: no sorprende por lo tanto la repetición de nombres en la elite (Yanina Martínez, Hernán Barreto, Los Murciélagos, Gustavo Fernández) porque el sistema deportivo puesto en práctica apuntala a un grupo de talentos que ya “llegaron”, pero pero no produce condiciones para la aparición de nuevos talentos. Esto ocurre también en el deporte olímpico, pero en el caso del deporte adaptado, además, esos potenciales talentos muchas veces no tienen acceso a la práctica; postergados en muchas áreas de la vida con obstáculos tan sencillos de solucionar como la falta de accesibilidad a los espacios, y por supuesto, a causa de la segregación institucional que sufren como colectivo, muchas veces ni siquiera tienen conocimiento de la posibilidad de realizar deporte.

Se dan así trayectorias extrañas, tardías, como la de Antonella Ruiz Díaz, que estudiaba Educación Física cuando la vio Gustavo Briozzo mientras jugaba al básquet: “Él trabajaba con Trinidad Coppola (atleta ciega que compite en salto en largo) y me contactó para acompañarla en 2017 a un torneo en Chaco. Acompañé a Trini hasta que terminó y en un momento me dijo: ´Ahora te toca competir a vos´. Yo estaba preparada para correr, pero sólo había lanzamientos en mi categoría. Aprendí a lanzar el mismo día que competí”, reveló. Es subcampeona mundial y fue bronce en Tokio. 

LAS MEDALLAS

PLATA Matías De Andrade. Natación 100 espalda S6

PLATA Pipo Carlomagno. Natación 100 espalda S7

PLATA Brian Impellizeri. Atletismo salto en largo T37

PLATA Hernán Urra. Atletismo bala F35

PLATA Murciélagos. Fútbol ciegos

BRONCE Antonella Ruiz Díaz. Atletismo bala  F41

BRONCE Yanina Martínez. Atletismo 200 mts T36.

BRONCE Alexis Chávez. Atletismo 100 mts T36

BRONCE Juan Samorano. Taekwondo -75kgs. K44

LOS DIPLOMAS

Natación (11): Iñaki Basiloff en los 200 combinados, en los 400 libres, en los 100 espalda y en los 50 mariposa S7; Dani Giménez en los 100 pecho y 200 combinados S9; Pipo Carlomagno en los 200 combinados S7; Anita Pellitero en los 100 espalda S12; Diego Nicolás Rivero en los 100 pecho SB4; Lucas Poggi en los 100 espalda S7; y Nadia Báez en los 100 pecho SB11.

Atletismo (8): Romina Fernández en lanzamiento de clava y lanzamiento de bala F32; Hernán Barreto en los 100 mts y en los 200 mts T35; Alexis Chávez en los 400 mts T36; Yani Martínez 100 mts T36; Mahira Bergallo en lanzamiento de bala F35; y Pablo Gimenez en lanzamiento de bala F57.

Ciclismo (7): El tándem de Maxi Gómez y Seba Tolosa en los 4000 mts persecución, en los 1000 mts contrarreloj, en contrarreloj y en la carrera de ruta de la Clase B; y Mariela Delgado en los 3000 mts persecución, en la prueba contrarreloj y en la carrera de ruta en la categoría C5.

Tenis de Mesa (2): Coty Garrone en la Categoría 1-2; y el doble femenino de Garrone y Verónica Blanco.

Tenis en Sillas de Ruedas (2): Gustavo Fernández en individuales; y el dobles masculino de Fernández y Agustín Ledesma.

Judo (1): Laura González en la categoría hasta 57 kgs.

Remo (1): Brenda Sardón en el single PR1.