#Paris2024 / Los momentos inolvidables

#Paris2024 / Los momentos inolvidables

Una apertura inolvidable
Ya en su apertura, París comenzó a recuperar la mística olímpica, castigada tras una edición marcada por el conflicto político, la epidemia del zika y los escándalos de corrupción, como Río, y tras los Juegos pandémicos, igual de polémicos por tener lugar en la era del COVID, también cargados de escándalos. París, la ciudad donde nació el olimpismo en 1894, organizó una fiesta para mostrar siglos de historia y cultura y al hacerlo devolvió el brillo, la relevancia, la mística, a los Juegos: desfilaron los escenarios emblemáticos, y todo terminó con Celine Dion cantando Edith Piaf en la Torre Eiffel mientras se encendía un pebetero que era un globo aerostático, el fuego sagrado que flotó sobre los Juegos durante dos semanas. Y así, lleno de icónicas postales pensadas por la organización, se desarrollaron dos semanas de unos Juegos clásicos y modernos.

Las aguas bajan turbias
Uno de los grandes legados de París 2024 es haber limpiado el Río Sena, que ahora podrá ser utilizado como una playa turística en el corazón de la ciudad. Pero la limpieza del Sena, en el que no se nadaba hace más de un siglo, no transcurrió como se esperaba y el río estaba sucio una semana antes de los Juegos. Los triatlonistas no pudieron, de hecho, entrenar, pero de repente, y a pesar de algunas lluvias que complicaban la calidad del agua, el río estaba limpio según los testeos. Así que nadaron, y hubo varios que se enfermaron y descompusieron, pero bueno, había que nadar en el Sena.

De visitantes
Argentina se dio cuenta rápido que sería visitante. Lo abuchearon en el primer partido del fútbol, ante Marruecos, que terminó en escándalo, y también en el inicio del rugby 7, que comenzó antes de la ceremonia de apertura. Los dos equipos terminaron su paso por París ante Francia: más visitantes imposible. El del fútbol fue final caliente, con provocación francesa y pelea. Los dos equipos buscaban medalla, pero se quedaron con las manos vacías tras no poder evitar ese cruce de alto voltaje.

Al otro lado del mundo
En Tahití, a más de 15 mil kilómetros, se desarrolló la competencia del surf. Los duelos, sobre todos los finales, no ofrecieron las mejores olas, pero sí, como siempre, las mejores fotos, esta vez con ballenas incluidas.

Tiradores virales
Pocos deportes menos televisivos que el tiro, donde apenas se ve la acción y la acción, además, es apretar el gatillo. Pero en estos Juegos el tiro fue viral, gracias al estilo de los tiradores asiáticos y un tirador turco muy descontracturado. Hoy son meme.

El jefe de los malos
Argentina tiene en su historia apenas 22 oros: uno lo aportó en estos juegos José “El Maligno” Torres, en el BMX freestyle. Una medalla de las inesperadas, gracias a una arriesgada rutina que salió perfecto. Coronado de gloria.

León de agua
Marchand llegaba con presión. Mucha. Abanderado francés, el pibe tenía que competir en varias pruebas que se solapaban e intentar alcanzar su primera medalla olímpica con el público local mirando con gran expectativa. Bueno, nada pareció pesarle al prodigio francés que con 22 años se colgó 4 oros, ganando todas sus pruebas individuales, dos en un mismo día. De yapa, un bronce en el 4×100 estilos.

Los chinos volaban
En la pileta donde Marchand reinó, los chinos volaban. Llegaban envueltos en suspicacia, luego de que se desatara un escándalo al conocerse un encubrimiento de parte de las autoridades del antidopaje chinas en los anteriores Juegos, que involucraba incluso a algunos nadadores presentes en París. Hubo discusión sobre el rol de la Agencia Mundial Antidopaje, mucho lío, y Estados Unidos solo dejó de quejarse cuando el COI amenazó quitarle los Juegos de Invierno de 2034. Mientras tanto, los nadadores chinos volaban, ganando incluso los 4×100 estilos que acostumbra ganar Estados Unidos. ¿El responsable? Pan Zhanle, record mundial en los 100 libres. EE UU sufrió en la pileta y lideró el medallero por un solo oro, que ganó en la última prueba, con Australia, otra vez, pisándole los talones.

Una salida prematura
El voley argentino venía de ser bronce en Tokio y de algunas actuaciones importantes en la VNL, pero no llegó bien pisado a París y se fue en primera ronda, perdiendo todos sus partidos y ganando solo un set. Luciano De Cecco y Facundo Conte se despidieron así de la selección y del olimpismo: Facu no pudo ocultar su frustración tras la caída ante Japón que volvía virtualmente imposible pasar de fase. 

Los puños de la discordia
Imane Khelif fue oro en boxeo pero mucho más: uno de los centros de debate de París, fue víctima de una era de desinformación y exageración rampantes. La púgil de Argelia fue acusada de ser varón incluso por sus competidoras, una de las cuales abandonó su combate tras dos trompadas. El oro llegó tras aguantar también esos golpes. 

La sonrisa de Biles, el oro de Rebeca
Simone Biles volvía a un Juego Olímpico tras retirarse de Tokio envuelta en problemas de salud mental: brilló, y aunque quizás no fue la Biles que podría haber sido en Tokio, le sobró a la “veterana” para llevarse tres oros y una plata. La última competencia, tras más de 15 pruebas, fue ante su gran rival, la brasileña Rebeca Andrade: en suelo, Andrade fue perfecta, Biles sufrió algún descuento y la nacida en Guarulhos fue oro. Biles, que volvió a disfrutar de la competencia, le dedicó esta reverencia.

Gloria y agonía de Noah Lyles
Lyles había profetizado que ganaría la doble: los 100 y los 200. En los 100 la cosa era pareja, para cualquiera, el trono del Rey Bolt todavía no tiene dueño ni en marcas ni en consistencia. En los 200, se suponía que Lyles era el favorito por amplio margen. Pasó al revés: el norteamericano cruzó la meta primero, por un pelo, en los 100, pero en los 200 no pudo, se quedó. ¿Corrió con COVID? Eso dijo, tras dejar una de las grandes imágenes de los Juegos, retirándose en silla de ruedas del estadio. Un cierre anticlimático que de alguna manera simbolizó la velocidad en París, marcada por ausencias (no corrieron las dos jamaiquinas, Shelly Ann Fraser y Shericka Jackson), derrotas (Sha’Carri Richardson) y una gran sorpresa: Julien Alfred, la mujer más veloz del mundo, desde la diminuta Santa Lucía.

Un rayo naranja
Femke Boll tomó el testigo en la 4×400 mixta y estaba cuarta, quinta. Corrió como un rayo y, de alguna forma, pasó a todos, incluida la candidata, Estados Unidos. Una de las carreras más espectaculares de París.

El pibe de oro
Mondo Duplantis tiene 24 años. Llegaba a París ya campeón olímpico, también campeón del mundo, y múltiple record mundial. Pero le faltaba algo: quería ser campeón olímpico, y record mundial en la misma noche. En su cuarto salto, 6 metros, ya era oro, ya no quedaba competencia. Subió la vara entonces a 6.25. Falló dos veces para darle suspenso y, en la última, pasó.

Sin espíritu olímpico
El salto en altura de Tokio había dejado una escena emblemática del espíritu olímpico: empatados hasta el último salto, Barshim y Tamberi acordaron compartir el oro. En París pasó lo contrario: Hamish Kerr y Shelby McEwen decidieron no compartir oro. El desempate fue menos que lujoso: no pudieron saltar 2.38 así que, para terminar de desempatar, bajaron la vara. El estadounidense McEwen, aparentemente el primero que decidió desempatar, se quedó con el bronce; Kerr, con el oro.

Ya está
Novak Djokovic ganó todo. Todo. Es el más ganador, y quizás el más grande, de la historia del tenis. Pero no tenía el oro olímpico, y lo fue a buscar a París. Con una rodilla menos, con 37 años. Llegó a la final ante un joven, hambriento Alcaraz: tenis supersónico. Pero el serbio encontró la manera y fue al oro. La emoción del serbio y su misión cumplida reflejan la importancia de la ansiada medalla.

Prodigio
Quan Hongchan tiene 17 años y es tricampeona olímpica. Ganó en Tokio en la plataforma de 10 metros, y repitió en París, donde sumó oro en el sincronizado. Un espectáculo de la china que se queda con los peluches que le tiran de la tribuna porque creció pobre, sin poder comprarlos. China fue oro en todas las pruebas, masculinas y femeninas, una cosecha brutal que la encumbró en el medallero.

Mijaín: leyenda y adiós
El gigante Mijaín López vino a París a buscar lo que nadie: 5 oros consecutivos. El luchador cubano enfrentó en la final a un viejo amigo, el también cubano Yasmani Acosta (compitiendo por Chile), y ganó allí su marca para toda la historia. Se quitó entonces los zapatos, marcando su retiro, y los dejó allí, en la lona de París. Icónico.

Despedidas
Para Argentina fue un Juego con varias despedidas. Gladiadores históricos se retiran de la selección tras la caída en fase de grupos (incluido Fede Pizarro, que marcó el último gol argentino en París), como también los últimos Leones dorados que quedan en cancha. Generaciones que costará reemplazar, transiciones que habrá que bancar.

“Imagine”
Al olimpismo le gusta la esperanza naif de “Imagine”, de John Lennon, su canto a la unión, y el DJ del beach voley lo recordó en el momento justo: brasileñas y canadienses se mataban en la final cuando empezó a sonar en el estadio la emblemática canción. No pudieron más que reírse.

El doblete de Evenepoel
Remco Evenepoel es un fenómeno. Con 24 años, se bajó de la bici en Marsella días antes de París 2024, tras completar su primer Tour de Francia. No le fue mal: quedó tercero. En París compitió en ruta y la contrarreloj. Ganó las dos. Su llegada en la prueba de ruta, bajo la Torre Eiffel, es una gran postal de los Juegos.

El villano
Argentina se cruzó a Alemania en los cuartos del hockey masculino y allí los esperaba Gonzalo Peillat, campeón olímpico con Los Leones y ahora teutón. Bueno, hizo un gol, lo gritó y ardió Troya: hoy es el enemigo público número uno de la patria deportiva, y hasta Agustín Mazzilli le dedicó unas palabritas…

La heroína
Las Leonas siempre son garantía, siempre dan la cara: equipo con alma ganadora, no le sobró nada en París para alcanzar un trabajado, peleado bronce, y, de hecho, alcanzó las semis por penales australianos y se subió al podio de la misma manera. Mucho, casi todo tuvo que ver la heroína de París: Cristina Cosentino tapó todo.

La garantía de la vela
Mateo Majdalani, alumno de Santiago Lange, continuó la tradición y, junto a Eugenia Bosco, trajo la medalla que la vela garantiza desde 1996 (salvo en Tokio). De generación en generación, una garantía.

El primer oro platense
La Plata tuvo varias medallas olímpicas, y algún oro que tomamos prestado de platenses adoptivos, pero nunca un oro de un platense nativo. Hasta ahora: Julio Velasco rompió esa y varias rachas al ganar con la selección de Italia el voley olímpico. Hasta ahora, Italia no tenía oros olímpicos, las mujeres no tenían medallas en voley. Y a Velasco, ilustre, también le faltaba el oro en un Juego.

La capa de la discordia
El breaking debutó en los Juegos y se despidió, entre memes y quejas: no estará en Los Ángeles. Curioso ingreso en el circuito olímpico, sobre todo por su contenido altamente politizado, mostró rutinas mayormente despolitizadas hasta que Manizha Talash, afgana que compitió por el equipo de refugiados, desplegó una capa donde se leía “free Afghan women”. Fue descalificada: no se pueden mostrar mensajes políticos en la arena deportiva. ¿Qué esperaban?

Por las callecitas de París
Antes del cierre a pura falopa yanqui (¡Tom Cruise! ¡Aviones, motos!) que anuncia un Los Ángeles bien distinto, París celebró su maratón. El recorrido pasó por todas las postales turísticas, como en todos los Juegos. La masculina tuvo el duelo entre Kipchoge (primer retiro en su vida de maratonista) y Bekele, dos de los grandes, aunque la ganó el etíope Tamirat Tola. En medio, se corrió, por ese recorrido, y de noche, una maratón para el gran público. Y en la mañana del domingo, espectacular cierre: Sifan Hassan ganó el oro, con record olímpico, en el pique final. 

Las hegemonías están para romperse
Los Juegos de París tuvieron sus campeones totalmente obvios: el tenis de mesa volvió a ser puro oro chino, la arquería coreana, las pesas le dieron 5 oros a China, los saltos le dieron 8 oros más, la lucha 8 oros a Japón. China y Japón fueron segundo y tercero del medallero respectivamente: el primero, Estados Unidos, mantuvo sus hegemonías, aunque con dificultad. En la pileta ganó por un oro, y en basquet dependió de que Steph Curry entrara en modo Dios para pasar semis y final: cada día gana más relevancia ese oro que les robamos en 2004, y cada día se vuelve más evidente que sí, les importa mucho no perder. El país norteamericano, de hecho, llegó un oro abajo de China a la última competencia de los Juegos: la final femenina del basquet. Debía ganar, ganó todos los oros desde 1984. Pero Francia tuvo el último tiro para empatarlo: fue adentro, pero fue doble, no triple. Estados Unidos consiguió su oro 40, empató en oros con China y lo pasó por plateadas. Pero deberá laburar mucho para mantener su puesto aunque, claro, ahora le toca de local, en Los Ángeles.