Sha'Carri y otras historias de atletismo (breve guía)

Sha’Carri y otras historias de atletismo (breve guía)

El momento que casi todos esperaban: comienza el atletismo. Aquí, algunas historias, marcas y duelos para tener en cuenta.

El duelo que no fue

Era el gran duelo de los Juegos Olímpicos: la gran aparición del atletismo estadounidense, llamada a reemplazar por carismo el vacío dejado por Usain Bolt, frente a la velocista más grande de todos los tiempos, en la prueba más esperada del atletismo, los 100m. Pero entonces, la joven estadounidense Sha’Carri Richardson, de apenas 21 años, se fumó un porro, y nos dejó sin su batalla contra la jamaiquina Shelly-Ann Fraser-Pryce.

Así, nos frustramos de ver en Tokio 2020 el capítulo final de una saga que ambas venían protagonizando vía satélite en este 2021: en abril, Richardson había realizado el 5° tiempo histórico en los 100, 10.72, lanzando el guantelete en desafío a quien quisiera recogerlo. Lo recogió Shelly-Ann, que con 34 años, dos oros olímpicos en la prueba y bronce en Río 2016, metió la mejor marca de su vida en junio: 10.63, el segundo mejor tiempo de la historia, acariciando ya el record mundial aparentemente imbatible de Florence Griffith-Joyner, convirtiéndose así en la favorita para ganar el oro en Tokio y volverse la persona más longeva en conseguir la corona en la prueba de velocidad. Solo dos años atrás, cuando quedó embarazada, pensó que era el fin de su carrera… pero ese mismo año fue campeona del mundo. 

¿Qué hizo Richardson entonces? 12 días después, paró el reloj en 10.64: sería la tercera mejor marca, aunque fue con viento a favor, pero lo más impresionante es que lo hizo con humo de marihuana en los pulmones.

El positivo la sacó de los Juegos. La sanción de 30 días vencía antes de los 100 libres, pero el problema es que sus tiempos clasificatorios en los Trials estadounidenses habían dejado de contar por el positivo. La podían invitar al 4×100, pero privilegiaron dos atletas que tenían marcas en los trials, English Gardner y Aleia Hobbs. O quizás, el atletismo norteamericano prefirió lavarse las manos de todo el asunto.

Pero, más importante, estalló el debate: ¿fuera de un Juego Olímpico por marihuana, una sustancia recreativa, no destinada a mejorar la performance, incluso legal en muchos países? ¿Por qué insiste el sistema antidopaje, ante este tipo de sustancias, con el castigo, en lugar de, en todo caso, ofrecer programas de apoyo para evitar que para lidiar con la enorme presión del éxito deportivo en el siglo XXI los atletas consuman drogas aún sabiendo que los puede dejar afuera de un Juego Olímpico? Todo es persecución, pero nada es ayuda, algo que quedó evidenciado cuando Richardson contó sus razones: dijo que consumió la droga debido a la tensión por la reciente muerte de su madre biológica, junto al apremio de prepararse para las pruebas. “Definitivamente estaba desencadenada y me provocaron y cegaron las emociones, cegada por la maldad, el dolor y el esconder el dolor”, dijo al programa “Today” de NBC. “Sé que no puedo esconderme, entonces de alguna forma intentaba esconder mi dolor”, completó. En Twitter la mataban, pero el mensaje de Sha’Carri contra ellos fue demoledor, perfecto para estos tiempos de atletas lesionados mentalmente por el exceso de exposición y tanto opinólogo de sillón con un arma demoledora de autoestimas como las redes sociales al alcance de la mano. A ellos, les dijo: “¡Toda esa gente perfecta que sabe cómo vivir su vida, agradezco no ser como ellos!”.

Y todo por un porro, además, viejo. Eso mismo le dijeron varios legisladores estadounidenses a la Agencia Antidopaje de Estados Unidos: “La prohibición contra la marihuana es una carga considerable e innecesaria para las libertades civiles de los deportistas”, escribieron en una carta donde se discute que la marihuana es “actualmente es legal en 19 estados”.

USADA, que ya se encuentra peleada con la Agencia Mundial Antidopaje por la polémica Ley Rodchenkov que le permite a Estados Unidos perseguir a quienes sean sospechosos de dopaje por perjudicar intereses norteamericanos. Pero, contestó la agencia estadounidense a sus propios legisladores, el tema está fuera de sus manos: no puede cambiar el reglamento unilateralmente: “La mayoría de gobiernos en el mundo han sido muy renuentes a eliminar la marihuana de la lista de sustancias prohibidas por razones de salud pública”, afirmó USADA, y se refirió al código antidopaje mundial, que considera que es dopaje no solo cuando se intenta mejorar el desempeño, sino también si una sustancia representa un peligro de salud para los deportistas. La Agencia Mundial Antidopaje amplió el límite para considerar positivo un examen, pero no ha retirado a la marihuana de la lista porque afirma que el THC es una “sustancia adictiva”: desde Londres 2012, AMA amplió el límite para considerar positivo un examen, de 15 nanogramos por mililitro a 150 nanogramos por mililitro, un nuevo umbral que garantiza que el consumo durante la competición sea detectado, pero no el consumo durante los días y semanas previos a la competición. 

¿Qué ocurrirá en los 100? Por marcas, la mujer viva más rápida de la historia, la que marcó su mejor tiempo con 34 años y tras un embarazo y una pandemia, quien pasó de “Pocket Rocket” a “Mommy Rocket”, la dueña de 6 medallas olímpicas y 11 preseas mundiales, es la favorita, en los 100 y los 200, aunque allí sí parece que hay otras contendientes pesadas, como la estaounidense Gabby Thomas, quien cronometró 21.61 en el torneo clasificatorio nacional para convertirse en la segunda mujer más rápida en la historia de la distancia, por detrás de Griffith Joyner.

Y en los 100 tampoco correrá sola, claro: hay talento en la pista, como Dina Asher-Smith, la británica que ganó el oro en los 200 y la plata en los 100 del mundial de atletismo de 2019, o la jamaiquina Shericka Jackson, quien se ha entreverado en un puñado de mujeres que han bajado de los 11 segundos en los 100, de los 22 en los 200 y de los 50 en los 400. Y también está la reinante campeona olímpica Elaine Thompson Herah, jamaiquina de 29 años que en Río registró el primer doblete 100-200 desde FloJo en 1988. Se clasificó a ambas carreras en Tokio. Pero, seguramente, incluso ante un batacazo, la prueba extrañará a la voraz y carismática Sha’Carri.

El duelo que no fue (II)

Hay más duelos frustrados en Tokio 2020: una de las grandes batallas anunciadas para el verano tokiota la iban a protagonizar el record mundial en salto con garrocha Mondo Duplantis (6.18) y el estadounidense Sam Kendricks: se contagió de COVID en la Villa Olímpica (como nuestro garrochista campeón, Germán Chiaraviglio) y está fuera de los Juegos. 

Su mejor marca es de 6.06, es decir, Duplantis era favorito (incluso, en un buen día, podrá disponer de chances para intentar batir su plusmarca), pero cualquiera que conozca la garrocha sabe que es una prueba sumamente volátil, que depende del día, del clima, del comienzo de cada atleta en la prueba, de ciertos momentos clave. En Río, por ejemplo, Renaud Lavillenie llegaba como favorito tras bajar la plusmarca mundial de Sergei Bubka a 6.16: quien era el campeón olímpico no superó los 6.03 (su mejor marca al aire libre era de 6.05) y sí lo hizo, empujado por el público, Thiago Braz para el oro.

Lavillenie volverá a estar presente en Tokio, aunque con 34 años que ponen al joven Duplantis como favorito. Pero este año mostró que puede saltar por encima de 6 metros: no estará Kendricks pero sí él, dispuesto a desafiar a la joven maravilla sueca. Algo es algo.

Los herederos

La velocidad de hombres enfrentará un vacío imposible de llenar: por primera vez desde 2004, otro individuo sin el apellido Bolt se consagrará campeón de los 100 y 200 masculinos. ¿A quién señala Bolt como heredero en los 100? El jamaiquino dijo que Trayvon Bromell, ganador del torneo clasificatorio estadounidense con la mejor marca del año, 9.77, tras superar problemas del Aquiles que por poco pusieron fin a su carrera, es su preferido, aunque hay mucho talento en la pista: Erriyon Knighton, un chico de 17 años que dejó el fútbol americano como futura carrera para concentrarse en la pista después de eclipsar las récords sub 20 de Bolt en los 200, donde será el rival de más cuidado para el actual campeón mundial Noah Lyles. 

Lyles, el cuarto atleta más veloz en el evento en la historia (19.74) y Knighton (19.88) serán acompañados por otros nombres como Kenny Bednarek (19.78) y el liberiano Joseph Fahnbulleh (19.91), que corre como Bolt: tarda en salir pero cierra con una velocidad de tren.

Record contra record

Los 400 vallas femenino y masculino enfrentarán a los dueños de las mejores marcas de la historia: la plusmarca femenina está en manos de Sydney McLaughlin (51.90) aunque “por el momento, piensa Dalilah Muhammad, oro en Río y recordista mundial hasta que en los Trials estadounidenses la ascendente McLaughlin le rebanó 26 centésimas a su marca. 

La situación es similar en los hombres: en los Trials, Rai Benjamin se vistió de favorito al parar el reloj en 46.83, la segunda mejor marca de la historia; ese mismo fin de semana, el noruego Karsten Warholm respondió, marcando 46.70 segundos para eclipsar la marca de 46.78 que el estadounidense Kevin Young estableció en la final de los Juegos de Barcelona 1992. Ese récord podría caer en Tokio, con Warlhom, Benjamin el qatarí Abderrahman Samba (46.98) exigiéndose mutuamente.

Sabor latino

El salto triple femenino es la prueba con el principal protagonismo latinoamericano al tener como animadoras a la colombiana Caterine Ibargüen, la campeona de Río de 2016, y la venezolana Yulimar Rojas, la reinante campeona mundial. Rojas, la gran favorita (ha estado coqueteando con el récord mundial y busca convertirse en la primera mujer de Venezuela que se cuelga un oro olímpico) lleva cinco años esperando por saltar en Tokio, luego de que en Río se conformara con la plata olímpica, por detrás de… Ibargüen. 

Ahora, con 25 años, Rojas se declara “más madura”: desde Río, Rojas conquistó un par de títulos mundiales al aire libre y otro bajo techo. En febrero destrozó el récord mundial bajo techo con un salto de 15.43 en Madrid. Apenas dos meses atrás, en Andújar, otra localidad española, saltó para 15,41 metros y quedó a sólo siete centímetros de la plusmarca de la ucraniana Inessa Kravets (15,50 desde 1995).

Una batalla épica en el 1500

Otra para agendar es el 1500 masculino, donde estarán el campeón mundial, Timothy Cheruiyot, y el campeón olímpico, Matthew Centrowitz. El favorito es el keniata, el más veloz en los últimos tres años, pero quiere aguarle la fiesta la superestrella noruega Jakob Ingebrigtsen. Junto a atletas como Mohamed Katir, Stewart McSweyn y Cole Hocker forman parte de un grupo capaz de correr en 3:28 y monedas y poner en aprietos a la estrella de Kenia.

Más alertas de record mundial

¿En qué otras pruebas podría caer el record mundial? El ugandés Joshua Cheptegei es favorito para los 5000 y los 10000, y batió ambos records mundiales el año pasado, aunque con algunas condiciones favorables como luces guía, que no estarán en Tokio; Johannes Vetter, de Alemania, se acercó en septiembre al record mundial de Jan Zelezny en la jabalina (98.48); en los 10000 femeninos correrá Sifan Hassan, que como Cheptegei rompió la plusmarca mundial el año pasado ayudada por las luces mágicas; y también Letesenbet Gidey, que días después rompió la marca de Hassan. Linda batalla.

También podría volver a caer el record en lanzamiento de bala, que Ryan Crouser, invicto desde 2019, derrocó este año. Intentarán ganarle Tom Walsh y Joe Kovacs: los tres tenían como mejor marca 22.91 antes de que Crouser se cortara solo. También Grant Holloway, en los 110 vallas, está a tiro de hacer historia.

El factor calor

Pero en realidad, el calor y la humedad tokiotas amenazan con aguar la fiesta de marcas. Se esperan días de más de 30 grados, y muchas pruebas tendrán lugar con el sol pegando bien arriba, poco ideal para marcar records: son las mismas condiciones que llevaron a Daniil Medvedev, en tenis, a decirle al umpire que “puedo terminar el partido, pero me puedo morir”. “Después de 10 o 12 pelotas, estábamos los dos que parecía ‘The Walking Dead’”, tiró Diego Schwartzman.

Y, para colmo, tampoco habrá público para levantarlos cuando el calor afloje las piernas y la voluntad: los atletas estarán solos en la enormidad del mítico Estadio Olímpico, que hubiera ofrecido un marco atronador en las noches de atletismo y que, en cambio, ofrecerá gradas vacías.