#beachhandball / Carolina Ponce: “Me impresiona ver tanta gente, tantos equipos de beach”
“Me lesioné en 2019. Me operaron, y en 2020 me recuperé del todo: ya podía entrenar con la selección de beach… y a las dos semanas vino la pandemia”: la de Carolina Ponce es una de esas historias de frustración generadas por el COVID… pero la jugadora de beach handball de Ensenada, oro olímpico en Buenos Aires 2018, consiguió seguir, contra viento y marea.
“Busqué la manera de seguir entrenando con lo que tenía, fui comprando cosas para agregar un poco más de peso”, comenta en diálogo con Horizonte, y cuenta que tampoco le jugó una mala pasada la cabeza, a pesar de la seguidilla de malas. “Cuando me rompí, la cabeza me explotó, era la primera lesión, pero lo pude manejar bien. La lesión me hizo trabajar la cabeza, entonces cuando llegó la pandemia pude controlarme”, explica.
El equipo argentino de beach volvió a los entrenamientos sobre el cierre de 2020, por lo cual Ponce pasó casi todo 2020 entrenando en su patio, luego de un 2019 que la tuvo también alejada del juego. Así, cuando volvió al Cenard, “venía de hace casi dos años sin tener un ritmo lindo”.
De todos modos, encontró que no era la única fuera de forma: “El estado físico lo perdimos todas”, se ríe. “Y con la pelota… también, tirábamos al arco y la tirábamos al árbol”.
Pero poco a poco, comenta, fueron recuperando la forma física y la fluidez del juego, a pesar de entrenar con distanciamiento social. Entonces, otro golpe: las competencias para las cuales entrenaban (el Mundial, y el Sudamericano clasificatorio al Mundial) comenzaron a postergarse, primero a 2021, y recientemente hasta 2022. Sin competencia internacional, Ponce y muchas otras jugadoras de Las Kamikazes decidieron tomar envión en el Circuito Argentino de Beach, celebrado este verano. Ponce fue parte de dos equipos: Las Panteras, de Carmen de Patagones, con muchas juveniles, del que la llamó Micaela Corimberto, compañera de selección (fueron terceras en la Copa Argentina); y El Rejunte, combinado de compañeras de selección que no tenían equipo en el Circuito, y otras jugadoras de la región que nunca habían jugado beach.
Con ambos equipos pasó buena parte del verano viajando cada fin de semana, y en cada localidad encontró “un ambiente bárbaro”, mucha gente y ruido alrededor del beach. “Hay muchos equipos del interior, tienen un montón de categorías: está creciendo muchísimo el beach, desde el 2018, ahí explotó. Me impresiona ver tanta gente, tantos equipos”, dice Ponce, y reconoce estar orgullosa de ser de la camada impulsora, aquella que con el oro olímpico de 2018 llevó al deporte a la notoriedad.
Los torneos de verano terminaron, y desde abril, a Las Kamikazes les comunicaron que, sin torneos a la vista, no se entrenará con la selección hasta que vuelva el calor. Ponce dedicará los días, ahora, a Estudiantes, su club en indoor. Y a estudiar, “no me queda otra”.