#Tenis / Thiago Tirante y el desafío de asentarse en el circuito profesional
A días de iniciar su año tenístico, el platense, ex número 1 del mundo en juniors, cuenta sus objetivos para 2021, cómo fue su cierre de 2020 (título future y final de challenger), la importancia de contar con un psicólogo deportivo y, por qué no, aquel peloteo con Federer.
Thiago Tirante se prepara para dejar atrás la pretemporada e iniciar en los próximos días su 2021 en el circuito. El tenista platense, ex número 1 del mundo en juniors, tuvo el año pasado su estreno entre los profesionales y en el posparate por la pandemia cosechó su primer título future y alcanzó la final en el Challenger de Lima. Con 19 años -cumple los 20 en abril- y ubicado en el puesto 383 del ranking ATP -fue 376 en noviembre-, admite que para este 2021 todavía no están fijados los objetivos. Aunque ante la consulta de Horizonte 2020, responde: “Tener un buen ranking para el año que viene poder ingresar a los Grand Slam sería un buen objetivo”, y desglosa: “Estar más asentado en los challengers, ojalá jugar algún ATP este año y sumar puntos para el ranking. Algo lindo sería volver a ganar un título future y si juego bastantes challengers, que seguro lo haga, poder tener un título y buenos resultados”.
Pretemporada de por medio, Tirante volverá a las canchas en torneos de US$ 15.000 en premios “porque los challengers están duros, por ranking”. Los M15 de Antalya (Turquía) son el destino elegido, “y si entro a algún challenger, que hay dos por ahí, o a cualquiera que entre, me tiro de cabeza”.
La pretemporada transcurrió en el club de su abuelo (La Cumbre) y con la tía Vanesa Tirante como entrenadora. Fue allí donde pasó también el parate. “El club de mi abuelo tiene dos canchas y en la pandemia me quedé a vivir ahí. A diferencia de muchos otros jugadores, en mi caso pude jugar al tenis, pude entrenar, y eso para mí fue un montón”. Eso sí, fue “difícil”: “Soy muy competitivo en todo, se me hizo larga la espera y apenas me surgió la posibilidad de irme a Europa, para poder jugar torneos por plata, me fui porque quería jugar ya”.
Y en esa vuelta a jugar, el tramo final del año fue “muy bueno”. Es más, “lo del Challenger (hacer esa gira) no me lo esperaba”, reconoce. Y cuenta cómo se dio: “Estaba en Túnez, jugando torneos 15.000 por mi ranking, queriendo ir a buscar buenos resultados. Veía cerca la posibilidad de que me fuera bien en los futures porque estaba jugando muy bien. En todo 2020 jugué muy bien, aunque en la primera parte del año no se me dieron los resultados, me tocaron cuadros bastante complicados y no podía pasar más que uno o dos partidos”. Pero en el balance de aquellos meses, “me sentí muy bien física, mental y tenísticamente como para bancarme mi primer año como profesional”.
De vuelta a la gira challenger por Sudamérica, Tirante tenía previsto jugar unas ocho semanas en Túnez cuando le surgió la posibilidad de pedir un wild card para el torneo de Guayaquil. No era una decisión fácil dejar África por un solo torneo en Sudamérica. “Está bien que es otro nivel y yo siempre apunto a ir por más. Pero era como terminar el año muy pronto, porque no sabíamos si a los otros dos challengers (Lima y Campinas) íbamos a entrar: estaba 500 y monedas en el ranking, era muy difícil”.
Tirante y equipo arriesgaron. Dejaron las canchas rápidas y se trasladaron al polvo de ladrillo. “Tomamos con mi equipo la decisión de jugármela, a ver si entraba a los otros dos torneos. Y se me dio que pude entrar a los otros dos, obviamente, jugando en un buen nivel. Pasé la qualy de Guayaquil, que fue durísima, contra (Agustín) Velotti y (el peruano Nicolás) Álvarez; venía con muy buen ritmo para poder hacer cosas buenas”.
Tirante ganó los dos encuentros de la qualy ecuatoriana y luego cayó en la primera ronda. Y de allí se fue a Lima, donde pasó la clasificación -un partido- y ganó cuatro encuentros para alcanzar su primera final challenger: cayó 6-1, 3-6 y 6-3 frente al colombiano Daniel Elahi Galán. Y resume: “Creo que fue muy meritorio lo que hice porque no es fácil cambiar de nivel y tener un buen resultado en el nivel siguiente”.
El trabajo de Claudio Sosa, el psicólogo
Thiago Agustín Tirante trabaja desde hace varios años con un psicólogo deportivo, que “es muy importante a la hora de jugar un partido”. “Con Claudio Sosa empecé a trabajar cuando tenía 13 años. No por un tema de que estaba mal o me pasaba algo, sino para poder sumar, tener más herramientas. Hablamos muchas cosas que a mí me hacen bien, ya nos conocemos hace bastante, sabe lo que necesito para tal momento, o lo que no. A mí me sirvió para poder ordenarme y estar más enfocado en los puntos, que no es fácil. En cada sesión voy aprendiendo más con él, tenemos la suerte de poder vernos seguido. Durante la cuarentena hicimos varias sesiones de meditación, me recomienda muchas cosas para leer, para poder visualizar. Estoy muy contento y en mi caso me hace muy bien, me orienta, me lleva bien”.
Entre los aspectos trabajados con el psicólogo, en sus primeros años Tirante “era más calentón”. “De chico me calentaba seguido por boludeces y en eso me fue ayudando Claudio, a estar más centrado, más tranquilo. Antes era muy eufórico, lo sigo siendo, pero mucho menos. En la euforia uno se empieza como a excitar, a querer pegarle cada vez más fuerte, y esa fue una cosa muy importante que pude hacer con Claudio: medir la ansiedad a la hora de jugar. Ahora estoy mucho más tranquilo, más centrado”, explica, y completa: “Para mí hoy en día el psicólogo es muy importante, como lo es un preparador físico”.
Tirante fue número 1 del mundo entre los juniors y luego inició su recorrido entre los mayores; de la cabeza del ranking pasó a un puesto 800. “Para llegar a número 1 con Claudio trabajamos mucho sobre las presiones. Cuando vas pasando de categoría y van pasando los años, vos cada vez sos más grande y son más chicos los chicos con los que te enfrentás. Por eso trabajamos mucho las presiones, porque en el último año de ITF (2019), cuando terminé 1, se me hacía complicado jugar contra pibes más chicos. Para mí fue el año con más presiones y que más difícil se me hizo. No es fácil jugar con presión, cuesta: tenés que ganar porque tenés mejor ranking, porque sos más grande… Eso lo trabajamos muy bien con Claudio y para mí, en mi caso, fue un acierto jugar el último año de 18 para aprender a jugar con presión”.
El pasaje de junior a profesional fue un borrón y cuenta nueva. “Para mí una de las claves es trabajar y ser humilde, reseteo y empiezo otra vez de cero. Lo que pasó quedó atrás, fue un enorme mérito y algo que voy a recordar toda mi vida, pero ahora empieza otra etapa, es un punto y aparte. A mí me encanta jugar al tenis. Y si te gusta y sos humilde, no te la creés porque fuiste el 1, o porque tal cosa, lo hacés. No es fácil, porque hay muchos jugadores que terminaron bien junior y después no pudieron jugar bien pro. Es por esta cosa de no aceptar que tenés que resetear la máquina y volver a empezar de cero, porque el número 1 del mundo no te asegura nada. Creo que lo principal es tener humildad para volver a ponerse el overol y trabajar de nuevo”.
Con el club de su abuelo como base, la tía Vanesa Tirante es la entrenadora de Thiago. Entrenadora-entrenado, tía-sobrino, “es difícil separar los roles, pero lo hacemos bastante bien. Obviamente nos peleamos de vez en cuando, es normal, pero lo llevamos bastante bien”. Este año se suma al equipo Miguel Pastura, que jugó al tenis en la década del 90 y principios de los 2000. “Otro entrenador, otro coach, que me va a poder acompañar en las giras, es muy importante para que no se desgaste la relación con ‘Vane’. Va a haber giras en las que me acompañará él, y giras que haré con ‘Vane’”.
Federer no es extraterrestre, o más o menos
Inevitable al hablar con Tirante, aquel entrenamiento con Roger Federer de un año y pico atrás, en el Torneo de Maestros al que fue invitado. “De todos con los que peloteé (NdR: en su Instagram hay fotos con Rafael Nadal, Daniil Medvédev y Stefanos Tsitsipas), me pareció el más buena onda, el más relajado, el que me hacía preguntas. Estaba entrenando y quizá se sentaba cinco, seis minutos en el banco: me preguntaba qué estaba jugando, qué torneos, qué ranking tenía… Eso no solamente te hace sentir más tranquilo a vos y que puedas entrenar mejor, porque obviamente hay mucho nerviosismo cuando entrenás con esos tipos. Decís: ‘No le quiero errar porque me cagan a trompadas si le erro’. A mí me puso muy contento cuando me invitaron y que me pudiera medir con ellos, medir en bola, qué tan fuerte le pegan, o qué ejercicios hacen. A mí me sirvió mucho, creo que es una de las semanas en que más aprendí, y que obviamente me va a quedar para el resto de mi vida”.
En algunas declaraciones de aquellos días, Tirante había destacado la humanidad de Roger Federer, como persona por un lado, y como tenista por otro. Sin embargo, está claro, es uno de los distintos, y así se lo cuenta a Horizonte:“Federer fue una eminencia, no sé si va a haber alguien que lo supere, o que llegue a hacer lo que él hizo. Pero sí, obviamente se le pude ganar, de acá a la China. Jugué un par de puntos, unos games, estaba 3-1 arriba y después perdí 4-3. Pero no es que no se le puede ganar ni que es extraterrestre porque no la podés tocar y perdés 6-0, 6-0. Por lo que para mí es una eminencia es por todos los años que él pudo seguir manteniendo el nivel, las cosas que pudo ganar sin bajar el nivel. Va a un torneo y ya sabés que hasta cuartos, semifinales, mínimo, llega. Y eso todos lo ven como ‘Federer llega a cuartos, semifinal’, pero es durísimo llegar a cuartos o semifinal de todos los torneos. En ese sentido sí creo son tipos muy extraterrestres: mentalmente no se permiten perder con alguien en primera o segunda ronda. Es muy difícil poder mantener el nivel y el ranking, tantos años”.