#Remo: Brenda Sardón le apunta a Río para llegar a los Juegos de Tokio

#Remo: Brenda Sardón le apunta a Río para llegar a los Juegos de Tokio

La deportista de Bolívar, que se entrena en el Club Regatas de Ensenada, buscará en enero un lugar en los Paralímpicos de 2021.

La Federación Internacional de Remo (FISA) oficializaría en los próximos días la realización del Preolímpico de remo adaptado. Sería en Río de Janeiro, en el ya cercano enero de 2021. En disputa, un lugar en los Juegos Paralímpicos de Tokio, reprogramados para agosto y septiembre del año que viene. Por estos días, Brenda Sardón (27) le apunta a ese clasificatorio de Río.

Radicada en La Plata y con el Club Regatas de Ensenada -y el río Santiago- como bases de sus entrenamientos, en marzo de este año la bolivarense pasó de la euforia a la incertidumbre: se aseguró un lugar en un Preolímpico que enseguida se canceló, al igual que los Juegos. “Estábamos a días de viajar. Logramos quedar como el mejor bote en un selectivo interno, dimos la marca, estábamos contentísimos, y se reprogramó todo. Fue como un pico de alegría y después, ‘bu’, incertidumbre total”, le cuenta a Horizonte.

Por entonces, Argentina entró en cuarentena. Y recuerda Sardón el día del anuncio presidencial: “Esa misma noche fuimos al club a buscar los ergos [NdR: ergómetros]. Hasta julio estuve entrenando con el ergo sin gimnasio, sin nada, pero pude mantenerme activa. Ya en julio nos habilitaron para volver al agua y lo último que retomé fue la pileta, hace poco. La verdad, fui medio una privilegiada, porque no me faltó nada, la llevé superbién”.

El trabajo en pileta, lo último para lo que fue habilitada en esta pandemia. (Aluen Audiovisuales)

Para remeros y palistas los ergómetros fueron grandes aliados durante los meses de confinamiento, y Sardón aún hoy participa de competencias virtuales con otras remeras sudamericanas y hasta de Canadá. Si bien los simuladores son de uso habitual en los entrenamientos -por ejemplo cuando el tiempo no acompaña-, está claro no reemplazan al agua. Algunos son muy ruidosos, aunque no es el caso del que usa Sardón, que pudo instalarlo en su departamento. Sin molestar a los vecinos, “escucho música por los auriculares, o pongo la tevé al tope cuando entreno. No es lo mismo que el agua, pero nosotros siempre tenemos varios controles en ergo, así que estamos habituados”.

Para ella resultó clave en estos meses de incertidumbre la planificación de los entrenamientos y el acompañamiento de su psicóloga. “Mi entrenador [Juan Rivarola] se anticipó a la situación: no entrené con las cargas al 100% durante los primeros meses porque el ergo te agota la cabeza: el físico por ahí lo tenés, pero la cabeza te explota. Mi entrenador lo supo regular bien y fui mejorando las marcas mes a mes”.

La suspensión del Preolímpico se dio en un momento en que Sardón estaba en un muy buen nivel. Sin embargo, su balance de estos últimos meses de entrenamiento es altamente positivo. “Al principio pensaba que iba mejorando mis marcas porque estaba haciendo ergómetro todos los días. Pero habiendo vuelto al agua, sigo mejorando. La verdad es que me siento rebién. Cuando tengo una tirada de cuatro, o seis kilómetros, la sufro; la previa, antes de subir al ergo, es terrible. Pero cuando termino y veo que me fue bien, es una recompensa: estás matada pero contenta”.

Sardón compite en la categoría PR1 single sobre una distancia de 2.000 metros. “Durante la pretemporada, que hicimos como tres pretemporadas este año [se ríe], trabajamos mucho en distancia: cuatro, seis kilómetros, y trabajos extensos. Recién hace un par de semanas empezamos a trabajar sobre los dos kilómetros”. Y destaca la importancia del trabajo con la psicóloga: “Al principio sentía que mi cabeza todavía no estaba preparada para la distancia. Pero era porque no la estaba trabajando. En ese punto, es superimportante la tranquilidad: podés tener la mejor técnica, estar preparada físicamente, pero si te falla la cabeza, al muere”.

El paracanotaje

Sardón se inició en 2013 -tenía 20 años- en el paracanotaje, disciplina en la que fue subcampeona del mundo. Pero hace dos años sintió que “ya no era feliz haciendo ese deporte. Entregaba mi 100% pero había varias cuestiones que no eran factibles para mi objetivo. Y eso lo encontré en el remo con mi entrenador. Estaba sin entrenador y acá formamos un equipo muy bueno, que es lo que siempre un atleta y su entrenador buscan: psicólogo deportivo, deportólogo, nutricionista… Estoy logrando formar ese equipo de trabajo que es lo que se necesita para poder llegar a un nivel parecido a lo que vemos en Europa”. Ah, y no se subió nunca más a un kayak.

En el pasaje del canotaje al remo, “lo más duro de todo fue la distancia”. “Corría 200 metros y pasé a dos kilómetros. Me acuerdo la primera vez que tiré, sentía que me moría, es muy diferente. El canotaje es superexplosivo durante menos de un minuto, y en esto estás diez minutos remando, que si bien es resistencia, también tiene velocidad. Y la verdad es que me gustó: me pasó esto de que sufría un montón entrenando pero me gustaba. Igual que el ergómetro, que te lleva al límite constantemente”.

Con 27 años, Sardón le apunta ahora a los Juegos de Tokio, pero es consciente de que aún es joven. “En nuestra categoría la edad pico son los 35, 40 años; la mayoría de los cinco primeros están en ese rango de edad. Así que todavía estoy superverde, pero obviamente me encantaría clasificar por el hecho de ir a los Juegos, estar dentro de las mejores. Y también para que me dé experiencia, para tener una base para París 2024, y mayor roce internacional”.

Es que además de ser joven, apenas lleva dos años como remera. “Eso también es una realidad: si bien ahora las mejoras se notan un montón, hay muchas cosas que pulir”. Pero vuelve al Preolímpico suspendido de este año: “Estábamos con chances de entrar a los Juegos. En el Mundial del año pasado nos fue rebién, fue una experiencia superimportante porque ahí pude tener roce con la mayoría de las remeras y está bueno medirse y remar a la par para ver cómo se manejan”.

Hasta lavarropas

Uno de los efectos positivos de la cuarentena, al menos en sus primeros momentos, pareció verse reflejado en el medio ambiente: la calidad del aire en las grandes ciudades, o en las aguas. Pero ya no parece tan así. “No, la verdad que no”, dice Sardón. “Nos hemos chocado mesas de luz, partes de lavarropas… Y cuando baja el río, es fija, tenemos pañales en la rampa”. Pero admite: “La Pista Nacional de Remo [en el Canal Aliviador del río Reconquista, en Tigre] está peor que Río Santiago”.

Cuando no entrena en Ensenada, con la Selección lo hace en la laguna de Nordelta. “Está bueno porque es una pista en la que corre un poco de viento, y te mata. Nos sirve porque tenemos que entrenar en pistas distintas durante el año porque si no nos acostumbramos solo al río Santiago, que ya le conocemos las mañas. Ah, esa obviamente esta superlimpia”.

Los entrenamientos no solo son en Ensenada, sino también en Nordelta. (Aluen Audiovisuales)

Acompañamiento

Brenda Sardón cuenta con el apoyo de comercios de Bolívar que la acompañan desde 2013, cuando se inició en el paracanotaje; “siguen estando ahí, firmes”. También recibe el apoyo de la Municipalidad de Bolívar, que estuvo presente en los momentos más complicados, y cuenta con una beca de la Secretaría de Deportes de Nación. “Pero igualmente necesito la ayuda de mis papás, porque no cubro todos los gastos. Es que si realmente querés rendir bien, necesitás un equipo de trabajo”.

La categoría PR1

Según explica Juan Esteban Rivarola en una ponencia, en la categoría PR1 del remo adaptado “el movimiento del remero se centra en la utilización de hombros y brazos (no hay empuje de tronco y piernas), siendo mayoritariamente una categoría para deportistas con lesión medular”.