#Yachting / Travascio: “El argentino siempre se las rebusca para no quedar atrás”
Aguas turbulentas para Milanga, la embarcación de la platense Victoria Travascio y su compañera de aventuras, Sol Branz: la pandemia frenó su camino a Tokio 2020 (clasificaron en los Juegos Panamericanos de Lima) y mientras tanto ellas veían como el dólar sumía en la incertidumbre una actividad de implementos costosos y viajes necesarios.
Es por eso que la dupla busca sumar sponsors a su nueva campaña olímpica, la segunda para las campeonas panamericanas de 2015: el Enard otorga sus fondos en pesos y “al hacer números de cara a lo que quedaba de preparación, no cerraban las cuentas. El apoyo del Enard nos ayuda mucho, es indispensable, pero siempre nos queda un resto que poner nosotras y nos está costando mucho”, explica Travascio, y agrega que “no podemos estar con esta incertidumbre, estamos muy justas mes a mes, y a veces no llegamos: para sacar la cabeza de eso y ponernos solamente a pensar en mejorar técnicamente con miras a Tokio, estamos buscando algún apoyo extra como para estar un poquito más tranquilas”.
“Lo que me pasa como deportista me pasa como ciudadana: estamos acostumbrados a que todo aumenta y quedamos muy alejados del dólar”, comenta Travascio. Pero, claro, de remontar el viento viven los regatistas. Y más los argentinos. “Siempre de alguna forma el argentino se las rebusca para no quedar atrás”, se ríe Travascio. “Y no solo los deportistas: los argentinos estamos acostumbrados a convivir con la devaluación”.
Así es que, rascando el fondo del tarro, la dupla se traslada ahora a Portugal, para entrenar durante un mes aprovechando la ventosa costa lusa. Es el segundo viaje que realizan en tiempos pandémicos. “Arrancamos a navegar de a poco en junio, cuando le permitieron volver a los que estaban clasificados para los Juegos. Y lo que hicimos fue plantear objetivos cortos: salimos a navegar poco tiempo, por lo general navegamos entre 2 y 4 horas, y arrancamos navegando solo una hora las primeras semanas, y poquitos días, para ir entrando en ritmo. Pero en julio, cuando viajamos, ya estábamos más en ritmo”, comenta Travascio. Ese primer viaje de entrenamiento las llevó a Italia y “nos sirvió mucho para agilizar las maniobras, tener los tiempos de coordinación ya comparándonos con otros equipos”. Para cuando compitieron en Kiel, Alemania, en septiembre, Travascio dice que ya se sentían bien.
“Es una sede con vientos cambiantes, de mucha ola, y pudimos adaptarnos a las condiciones cambiantes: terminamos octavas, había buen nivel y nuestro objetivo era quedar entre las 10 primeras, así que volvimos contentas”, explica.
Allí se encontraron con equipos con diferentes realidades: algunos venían de cuarentenas más livianas, otros habían pasado por lo mismo que las argentinas. “Creo que como nosotros no hubo nadie. Incluso algunas que no podían salir a navegar, al menos pudieron salir a correr. Pero a la hora de retomar, nos sirvió que somos uno de los equipos que se mantienen de la campaña anterior: eso para mí ayudó mucho a volver después del parate, nosotros llevamos muchos años juntas y nos entendemos bastante, eso achicó los tiempos necesarios para volver al ritmo”, comenta la atleta olímpica en Río 2016.
Además, dice Travascio, la suspensión de los Juegos de Tokio también las ayudó: “El tiempo perdido no se puede recuperar, pero creo que este año nos vino bien: ya en estos meses que navegamos mejoramos un montón aspectos que no hubiésemos llegado a solucionar desde marzo a los Juegos, si se hubieran hecho este año. Al tener más tiempo, tuvimos la posibilidad de abrir el abanico de cuestiones a trabajar, eso vino bien”.
Tras Kiel, debía venir el Europeo en Viena, pero “sabíamos que las condiciones no eran muy buenas, posiblemente íbamos a tener que esperar muchas horas el viento y tal vez algunos días no íbamos a poder navegar, es un lugar de mucha calma. Entonces preferimos no ir, teniendo en cuenta la cantidad de días ya perdidos: preferimos ir a un lugar donde estuviera más seguro el viento, así que fuimos a Portugal, donde hicimos un bloque de tres semanas navegando casi todos los días”. Allí regresarán Travascio, Branz y Milanga ahora, camino a sus segundos Juegos Olímpicos, a los que llegarán con un sueño claro: “Lo que me mantiene motivada es intentar conseguir una medalla, o llegar al menos al último día con chances de medalla. Eso es lo que más quiero”, lanza Travascio.
Y después… vendrá otra cosa, dice la platense. El alto rendimiento exige y pone a prueba las almas, más en un país de turbulencias como el nuestro, y Travascio cuenta que tras Tokio 2021 planifica seguir navegando, aunque de forma más relajada.
“No pienso mucho en eso”, dice de todos modos. “No tengo la cabeza en eso, pero a grandes rasgos no me asusta alejarme: hay cosas que me gustan hacer más allá de navegar, ya veré con qué me sorprende la vida”.